De tapas por Coruña: Gasógeno

Es uno de los viejos bares de toda la vida en Coruña, ya se ve al entrar: mobiliario de formica, muy posiblemente el que ya estaba en 1.974, cuando abrió; largo y estrecho, con apenas dos mesas a la entrada y otras tres al final; decoración muy escasa, casi inexistente; aspecto, en general, rancio pero entrañable.

Gasógeno [ver en Tagzania] es sinónimo de callos, la única tapa que se puede tomar, con cerveza o vino. Si al atenderte te preguntan si quieres tapa, ni se te ocurra preguntar "¿qué tienen?" o contestar "sí, callos". Las dos únicas respuestas posibles son "sí" o "no"; mejor dicho, la única respuesta posible es "sí".

Al fondo, en la cocina, el viejo Angel prepara parsimonioso las tapas. Venerando la gran olla metálica, maneja la espumadera con cariño y devoción, sacando lentamente los garbanzos, el chorizo, la carne, la salsa, como vigilando que la proporción es la exacta en cada plato, como dándole mimos a su obra.

Los callos acuden a la barra o a la mesa en un pequeño plato blanco. Casi rebosan, pero amaestrados por Angel, dóciles, se mantienen en el redil. La salsa es un prodigio: espesa, ligada, de un marrón intenso con las vetas rojizas del chorizo, del picante. El sabor, maravilloso: como dice el soniquete, "posiblemente, los mejores callos del mundo". El pan de mollete, blanco y esponjoso, el complemento perfecto.

Y ya que estamos con eslóganes: un corto de cerveza y una tapa, 1,90 €; los callos del Gasógeno no tienen precio.

Actualización (15/05/07). El Gasógeno ha echado el cierre.

Comentarios

  1. O pequeno problema é para os que non soportamos os callos. Se non, parecía un lugar tremendamente recomendable. Pertenzo a un club de fans dos bares cas mesas de formica.

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  2. Ui, ui, ui. Un blogastrónomo que non gusta dos callos. Iso é, cando menos, motivo de expedente disciplinario ;-)

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  3. Si, é algo que me avergonza moito, pero prefiro non comelos. Podoos masticar, e incluso teño comido un plato, pero non topo nengún placer en elo, así que mellor evitalo.

    Eu perdín o cariño polo plato cando participei na preparación (e lavado da tripa de vaca). Tampouco gosto dos callos de cordeiro (e iso que non teñen un aspecto tan terrible coma os de vaca).

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