Pastrami en Katz's Deli (Nueva York)

Entre mis recuerdos gastronómicos recientes, el pastrami del neoyorquino Katz's Delicatessen figura en un lugar destacado por méritos propios, tanto por el propio pastrami como por el inenarrable ambiente del local.

Hay muchos motivos para acercarse al Katz's Deli: porque es el más antiguo de NYC, desde 1888; por los cocineros/camareros latinos que sólo te hablan inglés, aunque les cueste tanto como a ti; por los inmensos porteros negros de la puerta, que te dan el ticket en el que se apuntan las consumiciones que pagas al salir; porque allí se rodó la famosa escena del orgasmo en "Cuando Harry encontró a Sally"; porque se encuentra en el linde de un barrio muy poco turístico, pero que merece la pena visitar: el Lower East Side.

Porque el ambiente del Katz's hay que vivirlo; no se puede describir. Un ejército de portorriqueños se mueve tras la larguísima barra, como hormigas en su hormiguero, yendo y viniendo entre los impacientes clientes que se agolpan del otro lado para hacer su pedido y las enormes ollas humeantes en las que se cuece el pastrami. Detrás de ellos, letreros de neón e innumerables carteles exponiendo las bondades culinarias del lugar. Las mesas, minúsculas y de formica, se apelotonan en el local, ataviadas con lo imprescindible en un restaurante estadounidense: el azucarero, el bote de mostaza y el servilletero. La gente, tremendamente variopinta, aporta su toque indispensable al cuadro.

Y porque la experiencia del bocadillo de pastrami, igual que con las pipas, hay que pasarla antes de dejar este mundo. Como quizás a estas alturas muchos habrá que no sepan qué es el pastrami, detengámonos: básicamente, se trata de carne de ternera en salazón y ahumada.

El procedimiento para hacerse con uno de los bocatas en el Kat'z es el siguiente: 1. Acercarse a la barra y, sin mayores diferencias en el método que en cualquier bareto español, abrirse a codazos caminos hasta la misma. 2. Una vez allí, depositar al menos un par de dólares en cualquiera de los botes, cuidándonos de que el camarero que nos atienda se percate de ellos. A más "ones", más pastrami en el bocadillo. 3. Observar atentamente el rito: el camarero sitúa dos rebanadas encima de su mesa de trabajo, extiende con una espátula mostaza en abundancia, saca el tremendo trozo de pastrami del agua hirviendo y lo corta delante de nosotros, con un cuchillo tipo samurai, depositando las lonchas sobre el pan (la foto anterior, tomada de la Wikipedia, no exagera para nada el tamaño). 4. Desplazarse por la barra, con el sandwich y el plato de pepinillos, hacia la zona de bebidas, coger la Coca o la Bud, y buscar una minimesa. 5. Agobiarse ante el tamaño del obstáculo a superar y empezar, que todo es ponerse.

Es delicioso. Pero, precaución, la verdad es que el tamaño del invento, unido a que no se trata precisamente de acelgas hervidas, da para sobrevivir, como mínimo, hasta el día siguiente. De hecho, recuerdo como si fuera hoy mismo que, tras haber logrado terminar mi bocadillo con no pocos sudores, al levantarme a la barra para pedir un par de cafés, pude leer un cartel que decía: "le retamos a que termine su bocadillo". En fin.

(Para el que no haya quedado convencido, aquí van otras referencias en línea: la Guía Fodor, New York First y New York Magazine)


Comentarios

  1. Nada, vivimos atrapados por la influencia subcultural del cine (uso subcultura en su termino sociológico, no es peyorativo). Tenemos que ir a probar el Pastrami, tomarnos unos bagels de desayuno,...

    ¿Realmente merece la pena la experiencia? Lo digo sobre todo por lo de los porteros y la saturación de turistas. A lo mejor estaría bien ir a algún otro deli de mala muerte con 4 viejos judios perdidos. Aunque bueno, lo bueno que tienen estos locales 'famosetes' es que por la rotación la comida estará siempre fresca y preparada...

    ResponderEliminar
  2. Merece la pena el pastrami y merece la pena el ambiente del local, situado en una zona no precisamente turística y a donde los grupos de japoneses, cámara en mano, no llegan. El bocadillo de pastrami es aconsejable como plato único del día, por que aparte de ser enorme, es como una bomba de relojería, eso sí, bien rica.
    Así que no os lo perdais si teneis ocasión de visitar la Gran Manzana.

    ResponderEliminar
  3. yo estuve hace 15 dias en el Katz´s Deli y me comi enterito el sandwich de Pastrami, buenisimo!!!os lo recomiendo!!!tambien os recomiendo los Bagels, me encantaron, desde que llegue a España estoy buscando sitios donde los vendan para volver a comerlos!!!fue mi segunda vez en NYC y estoy deseando volver!!!I love NY!!!

    ResponderEliminar
  4. ¡Qué envidia! Volvería a NYC todos los años...

    ResponderEliminar
  5. Tambièn estuve con mi marido en Katz y nos comimos el famoso pastrami, eso sì, lo pedimos para llevar y lo terminamos caminando ... pero si de bagels se trata tienen que probar las de salmòn en Russ and Daugthers, otro deli famoso.-

    ResponderEliminar
Deixa o teu comentario...

Arquivo

Formulario de contacto

Enviar