Viejas fotos desempolvadas

Es ya extraño, poco familiar, repasar las fotos de un viaje, de una fiesta, de cualquier acontecimiento en un álbum, y no en el portátil. Pero todos tenemos todavía un montón de recuerdos de la "era analógica": en mi caso, los de no pocos viajes, entre ellos el que hicimos a la Bretaña hace ahora seis años.

Llegué encantado de aquel viaje: diez días recorriendo magníficas costas, preciosos pueblos - qué envidia - y bosques encantados. Nunca olvidaré aquellas jornadas en Saint Malo, Dinan, Vannes, Quimper, Locronan - precioso pueblo de cuatro casitas -, el bosque mágico de Huelgoat o, en bretón, Uhelgoad - suena al Señor de los Anillos, ¿verdad? -, por el que pasaron Gargantúa y el Rey Arturo.

Rescato para este post dos fotos. Por un lado, la de una despedida: el Mont Saint Michel quedando atrás en el retrovisor del Clio de alquiler, mientras la marea comenzaba de nuevo a convertir en isla el pueblo y la abadía. Por otro, la Costa de Granito Rosa junto a Ploumanach, suaves formas doradas junto a aguas cristalinas.


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