Influencias orientales (o no) en Casa Solla

Mientras tomábamos los aperitivos, lluvia y viento del otro lado de la cristalera, Pepe Solla nos contaba experiencias y aprendizajes de su reciente visita a China. A partir de ese momento, nos parecía ver influencias orientales en casi todos los platos que formaron parte del menú degustación que nos marcamos los Foucellas y los aún noveles padres Makeijan (que por fin ha publicado su crónica) y Moraiminha, pese a que la mayoría de las recetas son anteriores al viaje. O eso nos decía Pepe, quien parecía divertirse con nuestas ansias adivinatorias. Pero, en cualquier caso, lo importante fue que, una vez más, disfrutamos con una comida extraordinaria.

El menú se abría con cuatro aperitivos - gin-tonic (¡qué bien!, pensamos, empezamos como terminaremos), paté de anchoa con pan de aceituna, capuchino de grelos y jamón, y patatas y pulpo (una variante con puré sobre el plato tradicional) - que, por variedad y sabor, fueron un buen preludio de lo que iba a ser la tarde. De la magnífica carta de vinos, escogimos para arrancar un Leirana A Escusa 2008, notabilísimo albariño.

Tras los aperitivos, y antes de comenzar con los entrantes, nos sirven un té de vieira - infusión del coral de la vieira -, que a pequeños sorbos actúa como hilo conductor de los diferentes platos que vamos degustando.

El primer plato propiamente dicho fue ya un subidón: la navaja lima-limón, tersura y acidez, contraste tan del gusto de la casa. Excelente. Más de veinticuatro horas después, la Sra Foucellas sigue saboreándolo.

Siguieron el cala-mar-ensalada (que, como apuntaba Makeijan, se podría tomar mejor con palillos, ya que orientales estamos), la croqueta cream de gambas (croqueta desparramada, en realidad: la bechamel que se toma con cuchara y oculta el marisco apenas cocinado) y el dim-sum de centolla (éste sí, compuesto tras el reciente viaje al Este).

Los segundos marcan una nueva etapa, un salto de nivel. El tremendo golpe de sabor, intensidad pura, del revuelto de boletus y trufa da paso al mero con cebolleta, aceite negro y cous-cous de millo. Nada más voy a añadir sobre mi parecer acerca de los platos de pescado en este restaurante: simplemente perfectos.

Para rematar los salados, a estas alturas ya con un Ribeiro - A Torna dos Pasás Escolma 2005, de uvas caíño y brancellao -, una perdiz a la cazadora en dos cocciones. Viene servida con ese sutil punto tan poco hecho que a mí me subyuga, más logrado en la pechuga que en las otras piezas, aunque comprendo que no es para todos los públicos.

Los postres los inaugura otro clásico: el ya famoso carro de queso del país, de tan cremoso casi derretido, que el propio Solla sirve, acompañado de membrillo y compota de manzana. Después, tartita de manzana y canela; y una original y estimulante barrita de plátano macerada en queimada, con chocolate y leche. Los tomamos con un vino dulce francés que escoge el cocinero, estupendo y con un toque de manzana que rescata de nuestra memoria olfativa la sidra de postre que probamos hace unos meses en Casa Gerardo.

Para culminar una fantástica velada, cafetillo y sobremesa con gin-tonic en ristre (Blackwood's con Fever Tree el mío), para una larga y agradable charla con Pepe Solla, un tío que te hace sentir como en tu propia casa cuando comes en su restaurante.

El menú degustación de Casa Solla tiene un precio de algo menos de 73 euros, bebidas aparte. Existe un menú más breve por un poco más de 52 euros.

[Anteriores visitas al restaurante: julio de 2008 / II Xantanza]

[Casa Solla /  Avda. Sineiro 7, Poio, Pontevedra / 986.872884 / Ubicación]

Comentarios

  1. Si ya de por sí, la cocina de Solla es una de mis cinco favoritas de todas cuantas he probado, tanto dentro como fuera del Nove (reitero que mi ranking valora además precio y otros aspectos); me gusta ver tan bien representados los apartados de snacks, aperitivos, postres y pettit fours. Quien se pare a mirarlo, se dará perfecta cuenta de que son desbordantes. Justifican, más si cabe, el precio del menú.
    Por cierto, ya veo que fuisteis a por todas con el menú largo. Lo que me escama es que normalmente hablas sobre el precio del final y en easta ocasión lo haces del precio del menú; o muy cara resultó la copa, o invtó la casa!!!
    Es broma, lo que sí; anoto el nombre de la ginebra. Me despido con un "muchas veces" y una pregunta de gusto dudoso:
    ¿Como lo pondrías CALIDAD/PRECIO con el Mugaritz? -CUALQUIER RESPUESTA NO DIPLOMÁTICA ME SORPRENDERÁ-

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  2. Daninland, te sorprenderé con una respuesta no diplomática, algo no del todo habitual en mí.
    Pero tendrás que esperar un poco: tengo en la cabeza un post al respecto y, te lo aseguro, me voy a mojar.

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