Restaurante 100 Maneiras (Lisboa)

Nuestro segundo encuentro con la alta gastronomía lisboeta - el primero cronológicamente, en realidad - fue el restaurante 100 Maneiras, una propuesta mucho más informal y desenfadada que la de Tavares, empezando por su ubicación en pleno Bairro Alto, apenas a unos metros del miradouro de Sao Pedro de Alcántara.

Y siguiendo por el primer plato del menú degustación - no hay carta en el 100 Maneiras - que llega a la mesa: el estendal de bairro, un juego con las omnipresentes cordadas de ropa a secar que llenan de color las ventanas de los barrios populares de la ciudad. En este caso, la ropa es representada por chips de bacalao. Desde luego, no cabe duda de que el chef serbio Ljubomir Stanisic se ha integrado bien en la cultura portuguesa.

Continúan los aperitivos del nuevo menú de verano que estrenábamos aquella noche con un falso huevo - cremoso de patata y yema en el interior de una cáscara perfectamente preparada para beber su contenido - y un ravioli de melón con jamón, ambos realmente buenos.

Entramos en materia con una tosta de sardina marinada, con tapenade y tartar legumbres. El sabor veraniego por antonomasia de Lisboa (y el de Galicia), aunque tal vez el pan no dejaba todo el espacio necesario al pescado.

El ceviche de pez mantequilla con atún braseado, wasabi fresco y reducción de salsa de soja fue el plato que menos me dijo. El atún estaba bien - a mí me gusta un corte más grueso - pero el pez mantequilla, que aquí sólo me he encontrado en algún japonés, no es un bicho que termine de convencerme. Mucho mejor estaban los tortellini de setas con crujiente de bacon y láminas de queso parmesano.

Llegó a continuación el mejor plato de la noche bajo mi criterio: a minha brandada de bacalhau. Cremosa, suave, deliciosa.

Tras un sorbete de menta y lima a modo de limpiador, llegó el postrero plato de carne: una pieza de ternera asada con salsa de verduras, sencilla y bien resuelta.

Para las sobremesas, una mousse de dos chocolates y, sobre todo, un exquisito arroz cremoso con albaricoques y la reducción de vinagre tan en boga últimamente.

Acompañamos el menú con un blanco del Douro, Monte Cascas 2008, que se comportó de maravilla, fresco, ácido y largo. Su hermano tinto reserva - una copita para la carne - nos dejó bastante más indiferentes.

(Foto tomada de Restaurantes aos pontos)

El menú del 100 Maneiras está en unos interesantísimos 35 euros. En nuestro caso, con los vinos, el agua, los cafés y el couvert, nos fuimos a unos 55 por cabeza.

Más que recomendable, en fin, comprobar la creatividad sobre conceptos tradicionales portugueses de Stanisic, en un ambiente joven y e informal, a unos pasos de numerosas alternativas para continuar con una copa en medio del ambiente del Bairro Alto.

[100 Maneiras / Rua do Teixeira, 35 - Bairro Alto / Ubicación]

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