Taberna Riveiro (Teo), o uno de esos sitios que solo pueden existir en Galicia

Ayer os hablaba del Mesón Palucho, en las afueras de Betanzos, un restaurante característico de determinados negocios gastronómicos del rural gallego, con todo lo que de peculiar tienen en algunos casos. Pero lo de hoy en Pite ha alcanzado cotas verdaderamente altas: no sé qué le pasa al concello de Teo, en las afueras de Compostela, que alberga sitios de lo más curioso.

Era un almuerzo de trabajo. Cuando le pregunté al colega a dónde me llevaba me dijo: "A la Taberna, en la carretera de A Estrada." "¿Cómo que a la Taberna? Tendrá algún nombre." Insistí sin éxito hasta que, a la altura del Km 9 de la AC-841, nos encontramos, a la izquierda, con un cartel que indicaba "Taberna". Me callé, claro. Tres carteles indicativos de "Taberna" después, llegamos al restaurante, en la aldea de Pite: sobre su puerta, un letrero rezaba... "Taberna", naturalmente.

No sé por dónde seguir. Si por la conversación con el propietario, encarnación del concepto de retranca (fueron unos minutos bien divertidos: llegamos un rato antes de las dos, y allí hasta las dos no empiezan a cocinar). O por el ¿barrilete? metálico, cilíndrico, en el que uno mismo se sirve de su grifo el tan peligroso como denso Barrantes tinto, después de que en la barra te presten ("aquí non damos nada, ¿eh?") las correspondientes cuncas. O por las botellas de vino tras la barra con etiquetas de la Guardia Civil. O por el secreto mejor guardado del lugar, la receta del polbo ao esparavel (esparavel es el utensilio de madera del albañil en el que se pone la masa antes de aplicarla con la llana). O por la ecléctica - desleixada, diría Manolo - decoración del comedor. Sabéis que procuro cuidar mucho las fotos en el blog, pero en esta ocasión no pude resistirme a tomar alguna con la cutre-cámara de la Blackberry (obsérvese el Buda, bajo las calabazas y el ganso, como vigilando la bombona):

Yendo ya a la comida, la verdad es que estaba a buen nivel. Probamos, por supuesto, el polbo ao esparavel. Tentáculos de hermoso tamaño - "só se pode facer cun polvo fermoso, pero non vos vou dicir como" - pasados por la parrilla con el acompañamiento tradicional á feira, generosa la cantidad de pimentón. Muy bueno. No tomamos otra de las especialidades de la casa, la croca, porque admitimos la sugerencia - casi imposición - de tomar los ovos contra a parede. Plato potente no, potentísimo. Chorizos de esos de la aldea, densos, recios, de un rojo oscuro amorcillado; varios dientes de ajo acompañando las patatas fritas; los huevos, de la casa, con puntilla y la yema líquida. Muy logrado, vamos, pero una auténtica bomba.

Para los postres, una riquísima pera al vino para cada comensal. Un par de cafés de pota per capita, pan y una jarra de medio litro del arriesgado Barrantes tinto. La originalidad de la cuenta tampoco tiene desperdicio:

En fin, un lugar imprescindible que todo gastrónomo con curiosidad debería conocer. Eso sí, mejor si luego puede permitirse una buena siesta. Para que luego digáis que solo me preocupo por la cocina de autor... Aunque, ¿qué más cocina de autor que ésta de la Taberna?

(Por cierto, es muy conveniente, diría que imprescindible, llamar con antelación para asegurar que seréis servidos)

[Taberna Riveiro / Pite (Teo, A Coruña) - 981.809190 / Ubicación]

Comentarios

  1. Pois eu fun a le vos sirveu a comida. nunca pensei ke alguen subiria unha fatura jijiji

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