En realidad, la Casa do Sear no era nuestra primera opción. Ni siquiera la conocíamos, pero terminamos reservando unas cuantas noches para pasar con los pantagrueliños y disfrutar con ellos de los indudables atractivos de la comarca de Salnés. A la vista de la agradable estancia y, en especial, del trato recibido por parte de Tito y su familia, fue claramente un acierto.

Las primeras referencias sobre la Caso do Sear datan de finales del s. XVI, hace más de cuatrocientos años, aunque poco queda de la original. De lo que sí permanece, el escudo que corona el portal de la casa. Y, con efectos más prácticos, el delicioso patio interior, fantástico para el café, los chupitos y la charla reposada una vez los niños duermen en la habitación: en las tranquilas noches de verano, sin más cosas que hacer, uno redescubre el gran placer de una charla sin televisión, sin radio, nada más que con la compañía del otro. El jardín principal, orientado al sol de la tarde, con tobogán, columpio y zona de estar completa los espacios comunes. La cervecita de antes de cenar mientras los niños juegan es lo apropiado para este lugar.

En torno al patio se articula la casa, cuya configuración actual es el resultado de una reforma acometida en el año 2000. Al patio dan cinco de las seis habitaciones: las dos superiores - tipo suite, amplias, con chimenea y zonas de estar y dormir separadas - y tres de las normales (la cuarta da al jardín principal). Nosotros nos alojamos en una de éstas, suficientemente espaciosa para una cama de matrimonio, una supletoria y una cuna,

El precio incluye el desayuno, que consiste en zumo natural, cereales, tostadas y, la mayoría de los días, alguna tarta casera. La casa no tiene restaurante, por lo que sirve cenas muy básicas: únicamente ensalada (con carnosos tomates de la propia huerta), sandwiches y/o tortilla; si se avisa por la mañana, se puede disponer de pechugas de pollo o filetes de ternera que se preparan a la plancha. En el fondo, esta frugalidad tiene dos efectos reductores positivos: sobre la cuenta - a nosotros nos salieron las cenas por unos 30 € de media para los cuatro - y sobre el perímetro abdominal.
En numerosos detalles se nota la orientación a familias con niños de la Casa do Sear. Las tronas, los baberos "de cuerpo entero", los platos de Disney, los numerosos juegos y libros, los triciclos... y el trato. El trato de Tito, Elena y demás familia es maravilloso: cercano, atento y familiar sin ser cargante; de verdad, te sientes uno más de la casa mientras dura la estancia. Hasta celebran queimadas con su conxuro pensando en los huéspedes no gallegos, que parecen amplia mayoría.
En fin, desde mi punto de vista, la Casa do Sear es una excelente opción para pasar unos días con niños pequeños en una zona fantástica en lo paisajístico y en lo gastronómico. Eso sí, si puede ser, no en agosto.
Los precios por noche, desayuno e IVA incluidos, oscilan entre los 70 y los 150 euros, en función de la temporada y del tipo de habitación (sin necesidad de supletorias, que se cobran aparte, las suites acogen dos adultos y dos niños, mientras que las habitaciones normales admiten dos adultos y un niño).
[Casa do Sear / Sear, 17 Bordóns - Sanxenxo / 986.741274 / Ubicación]
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