Revisitando Casa Gerardo

Tan positiva fue nuestra experiencia en Casa Gerardo cuando la visitamos con los blogastrónomos hace poco más de medio año, que no dudamos en incluirla como etapa en nuestro periplo gastronómico por el norte de España de unas semanas atrás. Y tras las intesas sensaciones de las horas anteriores, en la alta cocina y en la cocina en miniatura, disfrutar uno de los menús degustación del restaurante asturiano en el mismo luminoso comedor que nos había acogido la vez anterior fue como estar de vuelta en casa.

El Menú Casa Gerardo - una de las opciones degustación que hay en la carta - arranca con unos aperitivos que ya advierten seriamente sobre el nivel de la comida que se va a degustar: el taco de salmón marinado con vinagre de Módena; la crema de legumbres con pasta filo; la alucinante mantequilla de anchoa; o el ya conocido tándem que forman el bocadillo de quesos del país y las fantásticas croquetas del compango (fabada con textura de bechamel, créanme).

El primer plato también lo habíamos podido probar en la visita de mayo: la inmensa navaja atemperada con grasa de almendra. Suavidad máxima para el arranque.

A continuación, de nuevo las reinas al terreno de juego: jugo de fabes con anguila ahumada, toque de guindillas y huevas de pescado. Es un plato complicado de describir, con un juego de protagonismos entre el sabor omnipresente pero tenue de las fabes y el intenso shock cuando aparece alguno de los pequeños trozos de anguila, con toda su carnosidad.

El bacalao con pennetone y salsa de ajoarriero fue el plato intrascendente del menú: técnicamente impecable la resolución del pescado, pero nada sorprendente. Sin embargo, enseguida acudió la merluza al rescate. Con el punto de cocción al milímetro, el contraste con la vinagreta fría (de tomate, calabacín y manzana) era sencillamente estupendo, estupendamente sencillo. De diez.

Para terminar los salados, su majestad la fabada. Imponente.

El primero de los postres fue una crema de quesos con helado de mango, miel de acacia y aceite de oliva. Muy notable combinación, con el mango imponiéndose en el conjunto, pero que uno tomaba con una sensación de tránsito hacia la apoteosis final: el arroz con leche.

Aún quedaba, con los cafés, el minuto de gloria para los petit fours: crujientes de chocolate y almendra, crema de higos y, sobre todo, una deliciosa pasta de almendra.

El Menú Casa Gerado cuesta sesenta euros (existe un menú gastronómico más largo que, si no recuerdo mal, se iba a los ochenta). Lo acompañamos con agua y vino por copas - un verdejo fresquito al principio, un tinto de la Ribera del Duero después -, lo que elevó la cuenta en unos diez euros por cabeza. Desde mi punto de vista, una relación calidad-precio difícilmente mejorable.

En fin, esta segunda visita a Casa Gerardo no ha hecho sino corroborar la impresión de la primera. La cocina de los Morán es magnífica, un referente en el norte de España, un sabio equilibrio entre la modernidad y la tradición. No dejéis de acercaros por allí si tenéis la oportunidad.

[Casa Gerardo /  Ctra. AS-19 Km 8 - Prendes - Asturias / 985.887797 / Ubicación]

Comentarios

  1. Sin duda uno de los templos de la gastronomía asturiana. Yo había ido el pasado verano a comer el menú degustación, costaba 75€ de aquella y me había encantado, incluía unos 9 platos. Eso sí, considero que le sobra la fabada, vale que la hacen muy buena, que presumen de hacerla con menos grasa (sigue teniendo muchísima), pero me parece que lo que consigue es que acabes llenísimo. Recuerdo que la comida muy buena pero después del postre estaba tan llena que me faltó nada para echar todo, no podía más. Pero después de lo que había pagado aguanté.
    Eso sí lo que no me convence es el dueño paseándose entre las mesas en plan estrella, nunca me han gustado esos detalles. Y el arroz con leche es desde luego excepcional. El sitio cuesta encontrarlo pero una vez dentro cuesta irse, el producto y el trato al mismo es muy bueno aunque quizás le falte aportar un plus de originalidad.

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  2. Estuve por allí el pasado viernes y probé algunos de los platos que comentas. Gran visita, una vez más.

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  3. Gourmet, ya he leido tu post: espectacular.

    Olga: efectivamente, aguantar impertérrito todo el menú es casi imposible. Hay momentos de zozobra, especialmente tras la fabada, asegurados. Pero yo sufro a gusto.

    En cuanto a los paseos de Pedro, a mí francamente no me parece que sean en plan estrella: al contrario, lo veo un tipo de los más afable. Y su hijo es un friki al más puro estilo de los blogastrónomos ;-)

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