Getxo, además, es muchos Getxos. Está el Getxo natural, con las vistas sobre la ría y el Cantábrico desde los acantilados de Punta Galea, con las playas de ese entorno. Está el Getxo pesquero, el de las casas encaladas apelotonadas sobre la colina del Puerto Viejo de Algorta. El Getxo señorial, con los palacetes y mansiones desde el muelle de Las Arenas al faro de Arriluze. El Getxo industrioso, que no gris, del centenario puente colgante - cincuenta metros de altura sobre una estructura de puro hierro - que une Las Arenas con Portugalete, al otro lado del Nervión.
Las ideas preconcebidas no son nunca buenas.
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