Getxo
Todos caemos inevitablemente en darle crédito a los estereotipos, en cuestión de ciudades y lugares también, cometiendo a veces serias injusticias. Sin ir más lejos, tenía catalogado Bilbao como lugar gris, sucio, industrial, lluvioso y poco apetecible. Craso error. Y por extensión, todas las localidades vecinas - salvo Santurce, por aquello de la canción: pesquero y marinero lo imaginaba -. Una de ellas, Getxo, no es ni gris, ni sucio, quizás sí lluvioso, ni, desde luego, poco apetecible.
Getxo, además, es muchos Getxos. Está el Getxo natural, con las vistas sobre la ría y el Cantábrico desde los acantilados de Punta Galea, con las playas de ese entorno. Está el Getxo pesquero, el de las casas encaladas apelotonadas sobre la colina del Puerto Viejo de Algorta. El Getxo señorial, con los palacetes y mansiones desde el muelle de Las Arenas al faro de Arriluze. El Getxo industrioso, que no gris, del centenario puente colgante - cincuenta metros de altura sobre una estructura de puro hierro - que une Las Arenas con Portugalete, al otro lado del Nervión.
Las ideas preconcebidas no son nunca buenas.
Comentarios