Restaurante Dos Cielos (BCN)

Me queda por relatar la última experiencia gastronómica de nuestra escapada a BCN, la del recientemente estrellado Dos Cielos. Y es que el restaurante de los hermanos Torres responde a los cánones de la guía francesa: muy buena cocina, por supuesto, pero también un servicio excelente y un local fantástico.

La puesta en escena de Dos Cielos arranca de manera espectacular. Desde el amplísimo hall del ME by Meliá, en el que está ubicado, subes 24 pisos en el ascensor y llegas a la terraza al aire libre. Charlas con el chef, te sientas a tomar una copa de cava en la fresca pero apacible noche otoñal, sobrevuelas Barcelona a través de sus luces, te relajas con la música chill out. Terminado este primer acto, los propios Torres te reciben camino de tu mesa, ya que el acceso se produce a través de la cocina, en la que el equipo ya trabaja afanado para atender una elegante sala - blanca salvo el rojo suelo - con una decena de mesas que termina llenándose. Desde la nuestra contemplamos, allá abajo, las luces de la Sagrada Familia elevándose sobre el Eixample.

Cómo no, elegimos el menú degustación para la ocasión: además, no lo leímos por ninguna parte, sino que pedimos que lo marcara la cocina a su gusto. Y arrancamos con un par de aperitivos, uno frío - tomate relleno con albahaca y crema de queso - y otro caliente - buñuelo de bacalao -, además de un suculento aceite cordobés - Pórtico de la Villa, hojiblanca y picuda - que nos permitió probar la amplia selección de panes con la que se acompaña la cena.

Llega el primer entrante marcando un excelente nivel, que se mantendrá durante todo el período inicial del menú (disculpas por la imprecisión con algunos platos, ha pasado más de un mes): una espuma de tubérculos de brasil con zamburiña y perejil marca el juego tierra y mar al que da continuidad, en segundo lugar, la ostra con pepino y gelatina del cocido. Sabores de tierra, de otoño, combinados en texturas muy sugerentes con los moluscos. Muy buen arranque.

Cambiamos de tercio en la etapa central de los salados, pero sin dejar nunca la estación otoñal. Llega el ravioli relleno de foie y castaña, con oliva negra y tomate seco en el jugo que lo rodea: sutil sabor potente. Después, el mejor plato para mí de la noche: un arroz negro con espardeñas - un punto de aceite de chorizo - fantástico.

La de los principales fue la parte que menos me dijo del menú. Nada que reprochar al mero a la sal con romero, en su punto, y un fondo de cebollas, puerros y tomate, pero es que mi tierra marca un listón altísimo en este apartado. El cochinillo, con su piel bien crujiente y dados de manzana ácida para contrapesar el plato, cumple en la difícil tarea ante estómagos que están alcanzando su límite.

Como paso previo a los postres, flipamos con la excepcional bandeja de quesos que nos enseñaron. Seleccionamos media docena con ayuda del camarero - alguna joya de vaca pirenaica que lamentaré toda la vida no haber anotado - para compartir una ración que venía acompañada con pan de nueces y pasas y mermeladas de tomate y manzana.

Dos postres incluye el menú degustación. En nuestro caso, primero un crumble de coco con helado de piel de limón y teja de naranja, necesario refresco a esas alturas de la noche. Y luego, a modo de gran broche, una deliciosa - también para la vista - recreación de la tarta Selva Negra con helado de frutos rojos.

Durante toda la cena alabamos la recomendación del sumiller para el vino. Le pedimos un blanco de la tierra y nos sugirió un Xarel.lo D.O. Penedés, Electio 2008, glicérico y untuoso, fantástico en su acompañamiento hasta el pescado. Para el cochinillo, una copa de Ferrer Bobet 2007, un D.O. Priorat elaborado con cariñena y garnacha que demostró que el sumiller conocía perfectamente su oficio.

El menú degustación de Dos Cielos cuesta 85 euros. Los vinos citados y la copa de cava suman 34 euros por persona. La tabla de quesos, que no está incluida en el menú como perfectamente te advierten al mostrártela, supone otros siete euros (en este caso, al compartir, la mitad por persona). Restan agua y esos detalles que tan poco me gustan que hacen que el café y el "servicio mesa" (por mucho que la atención fuera excelente durante toda la noche) sumen otros ocho euros per capita a la cuenta. En total, un poco más de 130 euros por cabeza.

En definitiva, una experiencia integral de más de tres horas en un lugar atractivo, con un servicio impecable y una cocina de altura. No obstante, en lo puramente gastronómico, situaría por delante a Koy Shunka y Dos Palillos.

[Dos Cielos / Pere IV 272-286 (Hotel Me) / 93.3672060 / Ubicación]

Comentarios

  1. Nuestras experiencias no han podido ser más parejas:
    Local y servicio 10
    Entrantes 10
    El mejor plato un arroz de 11 sobre 10
    Los principales acusan la comparativa con el insalvable listón gallego.
    Tabla de quesos otro 10
    El suma de aquí, suma de allá; elevó la cuenta más de lo debido.
    Mi siguiente cena fue en Ruscalleda y me pareció superior en servicio (otro 11) y en RCP. Con todo y con eso, yo no me arrepiento de haber ido y seguro que tu tampoco.

    Un saludo y gracias por compartir tus crónicas.

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  2. No, no. No me arrepiento en absoluto. Todo lo contrario: la experiencia fue estupenda.

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  3. Mi nombre es Manuel Montes Marin, y es un honor que haya hablado tan bien de nuestro aceite. Muchas gracias y recuerden, si su cocina es un arte... este es su aceite. Además, se lo mandamos directamente a su domicilio. Para mas información mmm@montesmarin.com. Búsquenos en las redes sociales Facebook (Aceite calidad gourmet y turismo)Twitter (AceiteGourmet)LinkedIn (Manuel Montes Marin)y nuestro blog orodelasubbetica.wordpress. Gracias y un saludo. Feliz 2011!

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