#ACunqueiro: El día que Pedro Roca se convirtió en Beiral

Allí estaba - majestuosa la catedral del otro lado de los ventanales de la biblioteca del Consello da Cultura Galega - Miguel Vila recorriendo la tenue frontera entre lo imaginario y lo real en la literatura de Cunqueiro; rememorando la magia del Mondoñedo de su juventud, que fue el Mondoñedo de Cunqueiro; glosando fragmentos, tan numerosos, en los que la gastronomía es protagonista de la obra de Don Álvaro; evocando las tierras de Beiral, quién sabe si reales, en las que se celebran increíbles banquetes que comienzan por truchas escabechadas y lacón trufado para terminar, mucho después, con el requesón, la tarta de Mondoñedo y la colineta.

Allí estaban Manolo Gago y Antonio Portela, en el aula de la Asociación de Hostelería de Compostela, guiándonos por una cata que fue recorriendo los infinitos caminos del vino gallego, caminos que también recorrió Cunqueiro: "eu podía darlle unha volta ao país coa taza cunca do meu apelido na man". De la agudelo de Betanzos a la godello de Valdeorras, pasando por la albariño del Salnés; de la mencía de Amandi ("Por acolá anda un río, que chaman Bibey, e unhas viñas famosas, que din de Amandi. Deste tinto díxose que era grato a Augusto.") a la atlántica espadeiro, con parada en las deliciosas coupages del Ribeiro: garnacha, caíño longo, brancellao, sousón, ferrón.

Allí estaba Iago Castrillón, en la cocina de Acio, preparándonos un capón á figueira, un delicioso petisco. Se afanaba Iago porque no es tiempo de higos: ahumaba hojas de higuera para que el aroma sí estuviera presente; la castaña fue una honrosa sustituta. Otra deliciosa mencía, Finca Cuarta, nos acompañó durante el pincho.

Allí estaba el anfitrión, Pedro Roca, con sus escuderos de lujo: Flavio Morganti y el Chef Rivera. Allí estaba esa vaca vieja de Bandeira, estaban las colmenillas, las trufas, el lacón, las ostras... Allí estaban las mesas dispuestas, el arte de los chefs, las recetas evocadas por Cunqueiro, los fragmentos literarios que se leían antes de cada plato. Allí estaba el buen humor, el saber que se está viviendo una jornada memorable. Allí estaba, seguro, don Alvaro disfrutándola.

Un lacón trufado está en la gran tradición coquinaria de Occidente [...] Una cachucha bien cocida, con esa mezcla de cuatro sabores complementarios - hocico, diente, cabeza propia y oreja - merece el saludo de los galaicos católicos y carnívoros.

Un amigo me prestó la Historia de Couceiro Freijomil, y en una sombra, subiendo al Breamo, hice siesta con ella:  iba por la mitad, por la historia de los viñedos y la exportación de los barriles de ostras en escabeche, cuando se me vino la noche encima.

Yo pongo un punto a favor de la costilla asada, y otro a la lengua salada y cocida con bertoncillos o con coles de Bruselas. (Aunque en esta ocasión el acompañante de los bertóns era el centollo)

Bajo estas aguas está Antioquía de Galicia, esa noble ciudad. [...] El plato celebrado entre todos los que el huésped ofrece, ranas en salsa verde. Hay también ranas al limón, a la tabla del Papa y estofadas, pero las ranas en salsa verde ya las celebró Rabelais...

Os romanos rendéronse, e o seu comandante explicou que Fanto xurdira da néboa, como pantasma de outono, xusto por onde os artilleiros en vez da cabalería saboiana, agardaban o risotto das doce, con tropezós de vaca.

Matías Vello sempre se ofrecía pra cocinar nas casas onde o convidaban a xantar. Sobresalía  nas carnes mechadas, nos pastelós e nas perdices ó espeto flameadas con coñac.

...e vestíu a boneca, e ista pasóu da color de prata á color da carne, i abríu os ollos, e comenzóu a falar mui graciosa, e como tiña fame pedíu requesón i ovos moles.

Ahora, mientras José María  se lleva a la boca el cabello de ángel de la tarta mindoniense, que tal parece se come las hebras de plata que ya lucen su barba carolingia...

Bágoas lle brincaban dos ollos a aquel don París príncipe, i os seus ao velo chorar tamén as botaban a afeito, pro non por iso deixaron de rillar nas roscas, que eran de Santa Crara, bañadas en almibre por mi ama doña Ginebra.

[Los fragmentos de textos de Cunqueiro que ilustran las fotos me los ha suministrado Miguel Vila. ¡Gracias!]

Otras crónicas: Capitulo 0, Colineta, Laconada.

Comentarios

  1. Impresionante entrada para esta majestuosa comida. Todo digno de Don Álvaro. Estaría orgulloso. Seguro.
    Es un placer para aficcionados a la gastronomia estas crònicas brillantes. Y me gustaria agradecer al autor,el tiempo invertido en desarrollar todo este trabajo para nuestro disfrute.
    Muchas GRACIAS!

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  2. De nada, hombre. Mi mérito es poco: asistir, disfrutar y contarlo. Quienes realmente lo tienen son los que se dieron el curro para organizarlo.

    Un abrazo.

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