Muíño de Trigo (Cabanas, A Coruña)

No sé si será por la Escuela de Hostelería de Pontedeume, por la actividad turística o por casualidad, pero la realidad es que en la comarca del Eume se puede encontrar un notable número de restaurantes de interés. Ahí están A Pitanza, la Cantina del Río Covés, La Solana o Andarubel. Este fin de semana visitamos o Muíño do Trigo, que completa un quinteto de lo más recomendable.

En la parte alta de Cabanas, camino ya de Redes y Ares, un antiguo molino restaurado es ahora un recoleto restaurante, piedra y madera, con apenas media docena de mesas distribuida en dos plantas. Juan Carlos y Lourdes ofrecen una cocina sin complicaciones pero actual, basada en un producto de calidad, y la complementan con un trato y un servicio que hacen que el comensal se sienta cómodo y confortable durante toda su estancia.

Tras el aperitivo de la casa, una crema de calabaza, nuestra experiencia arrancó a buen nivel con "la tapa de este año", consistente en una pieza de foie con cereales caramelizados que le daban el tono crujiente y con un toque de albahaca que añadía sabor y, sobre todo, aroma.

Para continuar, optamos por el gran clásico de la casa: los huevos ocultos en patatas, vinagreta de pimentón y caviar de mujol. La presentación es la que veis: en el interior de la patata venía el huevo, la yema estupenda, sin cuajar; al romperlo todo, la yema emulsionaba con la vinagreta formando una base que combinaba estupendamente con la patata, tostada por el exterior. Plato sencillo pero resultón.

Compartimos a continuación un plato de pescado que protagonizaba la humilde palometa. Su lomo, con un ligerísimo rebozado y en su punto preciso de cocción, se sirve sobre un guiso de lentajas con chocos - notable - y se acompaña por los siempre estupendos tirabeques. Para cerrar, un buen solomillo de jabalí acompañado por una lágrima de setas y bellotas de tenue sabor, así como patatas.

De entre los postres caseros, nos quedamos con una golosa tarta de galletas y con una espuma de queso - quizás demasiada nata - con helado de mango. Luego, un par de cafés.

Dicen que no hay mal que por bien no venga. Nuestra llegada al Muíño fue un tanto accidentada: lo hicimos en grúa, por una avería en el coche. Como no nos quedaba más remedio que volver en taxi, pues pudimos disfrutar de unos buenos gin tonics, aspecto que Juan Carlos cuida con especial esmero. Una carta con docena y media de ginebras, las tónicas más extendidas, copas de calidad y un toque personal: simplemente ginebra, tónica y hielo. Pero parte de este último se hace a partir de una infusión de limón a la que se le añade enebro y cardamomo. Placentera sobremesa, sin prisa, degustando la copa rodeados de piedra, los colores del otoño filtrándose por la ventana y el jazz suave sonando de fondo.

En fin, recomendable la experiencia en el Muíño de Trigo. Agradable comedor, buena cocina, buen trato y preciosos alrededores: tras la comida, si el tiempo acompaña, en poco más de diez minutos se puede llegar caminando a la playa de A Magdalena y a su extenso pinar.

La comida descrita, con cuatro copas de vino - no recuerdo cuál era el Ribeiro, pero sí el Artuke Crianza, un rioja bastante por debajo de los diez euros en tienda que merece la pena - y agua llevó la cuenta a un poquito menos de 45 euros por persona. Los GTs supusieron otros 16 euros.

[Muíño de Trigo / Modias - Cabanas / 981.432185 / Ubicación]

Comentarios

  1. Me encanta y el local es la repera.

    A destacar la carta de vinos.

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  2. Me encanta ese sitio, además de comer genial, es precioso!!!

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  3. Somos fans. Juan Carlos es muy amable...el sitio es de cuento....y a diferencia de otros sitios que vas a lo que vas, aqui puedes pedir cualquier cosa ...nada defrauda. Consejo: probad el lechazo al horno (por encarga)....ni en Segovia.
    Ana.

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