MOVI: un soplo de aire fresco en el vino chileno

Comentaba en el primer post sobre vino chileno que escribía hace unos meses la impresión que me produjo encontrarme una industria muy concentrada, con bodegas de producciones enormes, y también muy homogénea: los cabernet sauvignon con madera demasiado presente reinan en supermercados, en restaurantes y en el gusto del público. Fue algo así como encontrarme una Rioja o una Ribera del Duero, en su faceta más comercial, ocupando un país entero. Para alguien que viene de Galicia, con tanta variedad de uva y terruño, con tanto colleiteiro que apenas produce unos miles de botellas, debo confesar que fue un shock.

Afortunadamente, sí hay alternativa. Primero fui descubriendo los blancos de los valles fríos: de Casablanca, de Leyda, de San Antonio. Lo más parecido a los blancos de mi tierra. Después nuevas cepas de tinto, la Carmenere pero, sobre todo, la Carignan (tiene narices que tenga que venirme al otro extremo del mundo para que me atrape la Cariñena, aunque aquí la denominen en francés). También zonas muy alejadas de las más tradicionales, en el centro del país: el Limarí al norte o el Bío Bío al sur.

Y, en las últimas semanas, que hay pequeños productores, locos enamorados del vino que hacen su camino fuera de los grandes circuitos. Como ellos mismos dicen, buscando enfocar su energía, a veces de manera irreverente, en la calidad, la diversidad y la personalidad. Son MOVI, el Movimiento de Viñateros Independientes, docena y media de productores que "prestan su propio compromiso particular a la independencia: en sus viñedos y en su bodega." Algunos producen unos miles de botellas y otros unos miles de cajas. Pero todos buscan lo mismo: personalidad e identidad propia.

Por fortuna, el camino de MOVI se hace más sencillo gracias a locales como Bocanáriz o Santiago Wine Club, con una especial sensibilidad por hacer llegar al público cosas diferentes. He probado el prodigioso Carignan de Garage Wine Co., el espléndido Pinot Noir de Bravado Wines, el sabroso plurivarietal Erasmo, el intenso Chardonnay de Clos Andino. Poco hasta el momento, pero suficiente para adivinar que merecerá la pena ir conociendo el trabajo del resto de integrantes de MOVI. Blancos complejos y con volumen, tintos (¡al fin!) frescos y frutales. Vino con personalidad en el país de las grandes bodegas (algunas de las cuales, por cierto, hace un trabajo excelente: De Martino o Montes, por citar un par).

No es MOVI el único proyecto de interés. También tenemos VIGNO, los vignadores del Carignan. Pero ésa será otra historia...

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