Infante 51 (Providencia): pescados... y también carnes

La referencia que tenía de Infante 51 lo ubicaba como uno de los restaurantes a tener en cuenta en Santiago en lo que a producto y preparación del pescado se refiere. Sin embargo, lo que me animó a conocerlo fue una foto que vi publicada en twitter en las antípodas de lo anterior: unas carrilleras de cerdo con garbanzos. Tan pronto como tuve oportunidad, allá que me fui.

La blanca casona que acoge el restaurante - una suerte de oasis a metros de la bulliciosa Avenida Providencia - permite disponer varios ambientes distintos - los salones principales, la terraza y varios reservados -, todos alrededor de esa gran barra en forma de barco que conforma el espacio central. La decoración sencilla y los tonos claros otorgan al lugar un aire de tranquilidad.

La carta, efectivamente, otorga protagonismo a los productos del mar, haciendo énfasis en el origen de los mismos: Pascua, Juan Fernández y Magallanes son los nombres propios presentes. Pero no es menor el apartado de carnes, con cortes y preparaciones poco habituales en la ciudad. Se nota que el donostiarra Xabier Zabala, alma mater de Infante 51, tiene décadas de experiencia por estos pagos.

Era un almuerzo de sábado, con los pantagrueliños, por lo que no nos complicamos la vida. De entrada, unos camarones y ostiones al pil-pil - que en realidad es un salteado con ajo, ají, perejil o cilantro y aceite de oliva - servidos convenientemente en su pocillo de greda. El punto de los camarones - un poco menos el de los ostiones - nos hizo ver que estábamos en un lugar que sabe tratar bien la cocción del pescado.

De la isla de Pascua venía el atún de aleta amarilla que corroboró lo anterior. Apenas sellado en la parrilla, la carne tersa y roja desprendía todo su sabor. En Infante 51 los acompañamientos del pescado son muy sencillos, como si no quisieran entrometerse entre aquel y el comensal: en este caso, unas papas al vapor.

Y, por supuesto, dado que fueron el reclamo que nos llevó hasta allí, tomamos las carrilleras de cerdo con garbanzos refritos y una salsa agridulce. Las carrilleras se preparan durante largo tiempo a baja temperatura, lo que las deja extremadamente tiernas, melosas, bien acompañadas por el toque ligeramente crujiente y seco de los garbanzos. Notable plato. Quizás cabría pensar en una salsa con una presencia más fresca que aligerara el conjunto.

En el postre fuimos poco originales, pese a las opciones vascas como el goxua que poblaban la carta. Tomamos un muy buen resuelto tiramisú y cerramos con sendos cafés. Habíamos comenzado con un par de pisco sours - bien ricos, por cierto - y luego sendas copas de carmenere. La cuenta para la pareja fue de algo más de 40.000 pesos (unos 65 euros). No tuve oportunidad de revisar la oferta de vinos, aunque por lo que leo parece que está bien surtida.

En fin. Una muy buena opción si lo que se quiere es producto de calidad preparado con solvencia, libre de alardes innecesarios. Una muy buena opción para disfrutar de pescado... y también de carne.

[Infante 51 / José Manuel Infante, 51 - Providencia / Ubicación]

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