Nos comimos el mar en el Loxe Mareiro (Carril)

No podía fallar. Al frente, los chicos del compostelano Abastos 2.0. A los fogones, Iván Domínguez - la mano derecha de Marcelo Tejedor - iniciando un nuevo desafío en su carrera. La ubicación, inmejorable, por el paisaje y por el acceso inmediato a la mejor materia prima. Y no falló, por supuesto. Nos comimos el mar, lo mejor que da el mar. Y casi, literalmente, en el mar.

Esa esquina al borde de la ría, a pocos metros del puerto, es un privilegio. Las tardes en la esplanada, con un café si es tras la comida o de picoteo a la caída del sol, un placer asegurado. Multiplicad esa sensación si el inicio del menú tiene lugar sobre la arena, pisando conchas, rocas, algas, a centímetros del mar. Si el aperitivo empieza con un gin-tonic muy ligero, con un godello que acompaña deliciosos moluscos del tamaño y sabor que solo las rías gallegas pueden producir: ostras y almejas al natural; berberechos apenas pasados por el vapor; navajas abiertas al calor de una improvisada fogata. Puro sabor a mar, por supuesto. [Como me dejé la cámara en Chile, he abusado de Sole Felloza para que me prestara alguna de sus magníficas fotos]

Eran los prolegómenos de la XX Xantanza de Blogastrónomos gallegos, que continuó en la mesa de la cocina junto a Iván y su equipo. Y nos seguimos comiendo el mar, junto a blancos representativos de las diferentes DOs. Unos jureles escabechados. Una extraordinaria versión libre del salpicón de rape. Más almejas de Carril, éstas preparadas a la manera tradicional, con un toque de codium en la salsa. Un bonito apenas sellado sobre tomate fresco. Salmonetes en tempura. Y, también, unos deliciosos guisantes en su vaina.

Seguimos con el recital de pescado azul, que para eso era la época: una sobresaliente xarda (caballa) terminada al soplete con pimientos de Padrón. Para mi gusto, lo mejor junto al salpicón de rape. No podía faltar, claro, el choco de la ría en su tinta dejando paso, acto seguido, a un fenomenal guiso de Sanmartiño (pez de San Pedro).

Para rematar, un plato de carne: también a un gran nivel el roastbeef, que se dejó tomar de maravilla pese al recital que llevábamos en el cuerpo a esas alturas. Contribuyó a ello Guímaro, el Ribeira Sacra que eligió Iago para cerrar los salados. Aún quedaban el arroz con leche y la piña en almíbar (que, como os podéis imaginar, no era precisamente de lata).

Pero quedaban, sobre todo, el café y los chupitos en la esplanada. Y la conversa con Iago e Iván. Su pasión por el nuevo proyecto, apenas veinte días abierto cuando lo visitamos. El entusiasmo por la acogida. La ilusión por extraer lo mejor de la zona, por explorar todo lo que la Ría de Arousa puede dar, desde O Grove hasta Ribeira. Por ofrecer sensaciones diferentes, desde la cocina hasta la arena de la ría. Por trasladar el éxito de Abastos 2.0 desde Compostela hasta Carril. Éxito del que no me cabe ninguna duda tras una xantanza inolvidable.

Visitad el Loxe Mareiro aprovechando que aún queda mucho verano en el hemisferio norte. Disfrutad del picoteo en el exterior, cenad a la carta en el pequeño comedor o pactad un menú degustación (a partir de 45 euros por persona) en la mesa de la cocina. (Dejo enlaces a las crónicas de Manolo y Sole, por si os queda alguna duda.)

¡Ah, un último consejo! Cuando lo hagáis, reservaos dos o tres horas para recorrer la - incomprensiblemente - desconocida isla de Cortegada. Me lo agradeceréis.

[Loxe Mareiro / Aduana, 56 - Carril (Pontevedra) / 986.510667 / Ubicación]

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