Las castañas emigrantes

En estos días de escasa actividad gastronómica - que no cunda el pánico: el próximo fin de semana promete ser de aúpa -, rescato la reseña que tenía pendiente sobre la visita a la fábrica Marrón Glacé de José Posada previa a la pasada VIII Xantanza en el restaurante Galileo.

Antes de iniciar el periplo por las instalaciones, no podía imaginarme que en una fábrica de transformación de la castaña - por mucho que elabore productos relativamente complejos como el marrón glacé - estuviese tan presente la tecnología. Desde la congelación rápida con nitrógeno hasta el proceso de asado o la separación mecánica por calibre; no en vano, el ciclo de producción puede llegar a alargarse hasta dos meses.

El marketing también es un aspecto esencial en mercados, como el japonés o el francés, en los que la comercialización de la castaña elaborada - en sus diferentes combinaciones de congelación, asado y pelado; en puré; en el sibarita marrón glacé - es muchísimo mayor que en Galicia y España. De hecho, el momento más divertido de la visita fue el repaso al packaging japonés que se había traído Posada de su última visita a Japón. A la izquierda podéis ver un ejemplo significativo.


La I+D+i es asimismo factor a tener en cuenta en la actividad de la fábrica. Otro de sus productos estrella es el Kuri Shochu, un licor de castaña comercializado en exclusiva para Japón, resultado de la colaboración de la empresa con el Laboratorio de Bioquímica de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Vigo en Ourense. Dimos buena cuenta de una botella - privilegiados - al término de la xantanza.

En fin. No deja de ser sorprendente que nuestra humilde castaña, hábilmente transformada, se convierta en un artículo de lujo - el marrón glacé lo es - en tierras tan lejanas como las japonesas, mientras que en Galicia estas preparaciones siguen siendo todas unas desconocidas.

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