Sabrosas historias de la pampa en Sephia (Santiago Centro)

Me gustan los restaurantes que cuentan historias, que buscan rescatar o potenciar lugares, tradiciones, productos, formas de vida. La pampa nortina y las gentes del salitre es la historia que relata Sephia. Desde la vieja casona que lo alberga en la Plaza Brasil hasta las fotos de los muelles de Iquique, pasando por el crujir de las escaleras de madera que suben hasta el luminoso segundo piso, las sillas, la barra del bar o la decoración general del local. Y, por supuesto, su propuesta gastronómica.

Visitamos Sephia en un momento de cambio de carta: las opciones para los entrantes (5.500 pesos, unos siete euros) y para los principales (8.000 pesos, unos once euros) se exponían en una pizarra a la entrada y las repitió de viva voz el garzón ya en la mesa. Comenzamos con una rica pichanga nortina: en un cucurucho, las calugas de albacora, las papas fritas en cubos y el huevo frito en lo alto, con sendas salsas para el acompañamiento (buena la de maracuyá). Y también con un ceviche, más convencional, rematado por una espuma de jengibre.

Para los principales, probamos dos de las opciones de carne. El lomo rehogado estaba bien sabroso (imagen que abre el post), jugoso de punto, sobre un fondo dulce de miel, papas y verduras salteadas. El solomillo de chancho relleno de aceituna - parece que el ingrediente fetiche de Guillermo Rivera, ya presente desde la salsa que acompañaba al pan inicial - lo preferiría con un poco menos de cocción, aunque resultaba bien sabroso sobre su cama de quínoa cremosa. Y no dejamos de lado el cuarteto de chupes de marisco: el clásico, el de locoto - bueno el toque picante, quizás el que más me gustó de los cuatro -, el de aceituna con amargo y el de ajo de Camiña, de nuevo esencia nortina.

Las raciones son abundantes y no dejaron espacio para el postre, por lo que rematamos la faena con un par de cafés. Para beber, el té helado cortesía de la casa servido al llegar y unas Cusqueñas (no hay opción de vino por copas). El servicio fue atento pero el conjunto resultó bastante lento.

En fin, Sephia ofrece la posibilidad de recorrer una gastronomía y una historia, la de la pampa nortina, desde una propuesta actualizada y sabrosa, que cuida presentaciones y sabores a precios razonables.

(La foto de la sala es de la web del restaurante. Olvidé fotografiar los chupes: no me ha quedado más remedio que tirar de la que saqué con el móvil para Instagram)

[Sephia / Compañía de Jesús 2131, 2° piso (Santiago Centro) / Ubicación]

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