Apostando sobre seguro en La Casa Vasca (A Coruña)

La Casa Vasca es uno de esos restaurantes por los que parece que no pasa el tiempo: visita tras visita, allí sigue la misma decoración, el mismo personal de sala, la misma carta. Es uno de esos restaurantes que no te va a sorprender, por su muy clásica oferta. Pero es, también, uno de esos restaurantes que garantiza una buena cena o comida a base de una magnífica materia prima y preparaciones sencillas.

La Casa Vasca está en pleno centro de la ciudad, muy cerca de la playa [Sept 09: el restaurante se ha mudado a la calle Troncoso, pegado a la Plaza de María Pita]. Un pequeño recibidor, al tiempo ropero y bodega, da paso a la sala de paredes de piedra, con una docena de mesas. Allí, parejas y grupos de jóvenes de más de cincuenta conforman la fauna habitual.

El tenor de la carta queda marcado desde los primeros: pastel de cabracho, changurro, anchoas, pimientos del piquillo rellenos, mejillones también rellenos, espárragos. Pura materia prima, como en las almejas en salsa verde de las que dimos cuenta, buenas pero sin alardes.

Para los principales, más tradición. En los pescados, lomos y cocochas de merluza y rape; el inevitable bacalao, al pil-pil o a la vizcaína. En las carnes, los habituales cortes de ternera y chuletillas de cordero. Pero, por encima de todo, ese chuletón de buey que se sirve en gran bandeja con patatas fritas y pimientos del piquillo, junto a una plancha en la que cada cual se lo cocina a su gusto (yo, prácticamente crudo). Sobresaliente.

Los postres son también notables. En este caso, nos lanzamos a por un arroz con leche y una magnífica tarta de turrón y avellana.

La cuenta sumó algo más de cuarenta euros por cabeza. El chuletón era generoso, de kilo trescientos; el vino, un Arrocal 2006; y tres cafés de pota para rematar.

[La Casa Vasca / Troncoso, 10 / 981.223459 / Nueva ubicación]

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