IV Xantanza de Blogastrónomos: Allo e Aceite (Marín)

Ya no es nada nuevo a estas alturas que yo sea el último de los blogastrónomos en escribir sobre la Xantanza de turno. Tampoco lo es que mis colegas me hayan dejado sin nada que decir, de tan generoso esfuerzo que han volcado en sus respectivas crónicas.

Si estás ávido de detalle por lo que pasó y comimos hace ya casi dos semanas y todavía no has leido los posts de los restantes blogastrónomos, aquí tienes los enlaces:

Por mi parte, me daré a contar el guión - ya casi un clásico - de cualquier xantanza que se precie a través de algunas fotos (por aquello de ahorar miles de palabras).

Primera escena: el cocinero tímido. La víctima del día acude a saludar al grupo y huye raudo a refugiarse en su guarida, entre pucheros y biberones, para afrontar el trabajo que se le viene encima.

Segunda escena: afilando las armas. Un buen vino en la mesa y los objetivos dispuestos a captar cualquier cosa relevante (o no relevante) que acontezca. Nunca croqueta alguna ha sido tan fotografiada.

Tercera escena: el desfile de las viandas. Bastante han hablado los blogastrónomos sobre el resultado. Yo me quedo con la sencillez del aperitivo de queso y miel; por llevar la contraria, con las croquetas de bacalao; con la excelente merluza con grelos y sopa de cebolla - lo mejor del menú -; y con ambos postres: el queso con helado de membrillo y las "torradas" al horno con helado de vainilla. Mención aparte merece el vino: muy bien el Zárate Tras da Viña con pescados y mariscos; fantástico el Algueira Barrica, mencía de la Ribeira Sacra; y me uno al coro de sorprendidos y alucinados por el Moscato de Ochoa frizzante para los postres.

Cuarta escena: las reacciones. Un psicólogo sería feliz en una xantanza, incluso sin probar bocado: simplemente observando las reacciones de los blogastrónomos a la sucesión de platos. Están los que atienden a las explicaciones de cocineros y compañeros de mesa; están los que piensan "Cagontó, qué pinta tiene esto"; y están los que agitan sus manos sobrepasados por el trabajo que se acumula entre los cubiertos.

Cuarta escena (bis). Aunque, para cada plato, la reacción más numerosa era ésta. Los profesionales somos los profesionales.

Quinta escena: bien está lo que bien acaba. El momento más relajado de las xantanzas, el más agradable. Con el estómago saciado, el verdadero protagonista - en esta ocasión el joven Pablo Romero - se une a nosotros, se sienta y pasa a ser el centro de atención. Se sirve algo de vino en su copa, rompe la timidez y se echa a hablar. De los años de estudio para letrado. Del restaurante familiar en la costa años atrás. De los difíciles inicios. De lo duro del trabajo. Y de lo gratificante que (imagino) debe resultar que quince tíos se junten desde diferentes lugares para degustar el resultado de tu esfuerzo (y que luego lo cuenten en Internet).


Comentarios

  1. manoel:
    ¿Como haces para poner 4 fotos juntas pegadas entre si?, por mas que lo intento, no me sale.
    ¿te importa ayudarme?

    Gracias anticipadas

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  2. Por cierto, bonito comentario, lo has hecho desde una perspectiva que nadie hizo.Humana y sin críticas gastronómicas. Enhorabuena.
    Yo, no puse nada de la Xantanza, ante tanto comentario, opté por callarme y dejaros hablar a los mas expertos, pero la próxima vez, prometo poner algo.

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  3. matematicaspaladaryfogones:

    Te cuento por mail.

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  4. Estupenda crónica, estupendadas fotos... y tremenda la galería de retratos con cara de satisfacción que me estoy haciendo con esto de las Xantanzas. Si la cara es el espejo del alma, parece que salgo contento de estas reuniones (y que no soy el único)

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  5. Esa foto mio queda requisada!!!
    Jajajaja
    y no has sido el último,he sido yo.
    que ademas tengo en "guardados" la II y III Xantanza

    Blogger no me deja enlazar

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